Las TERF o el feminismo transexclusivista y transfóbico.

Del original en la Home de The Terfs.

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EL FEMINISMO RADICAL NO TIENE NADA QUE VER CON EL FEMINISMO TRANSEXCLUSIVISTA.

Las feministas radicales transexclusivistas (TransExclusionary Radical Feminists, de ahí el acrónimo TERF) pretenden excluir a las personas trans del acceso igualitario a vivienda, empleo, educación,  residencia y protección de ámbito local, nacional y de las Naciones Unidas, lo que significa perpetuar un mundo donde las personas cis ostenten privilegio a través de la exclusión de personas trans de la vida social en igualdad de condiciones.

Cómo es el Transexclusivismo:

Hay ahora mismo una cosa que me confunde, y es que cuando presencio un debate legislativo en la Cámara de los Lores, suelo coincidir en su mayor parte con las posiciones de extrema derecha. Particularmente, con la persona con la que más estoy de acuerdo en esto, aunque no creo que le haga mucha gracia darse cuenta de ello, es Norman Tebbit… Tebbitt también habla de la salvaje mutilación del transgenerismo. De ocurrir en  culturas ajenas a las de las Islas Británicas, diríamos que se trata de una práctica cultural totalmente nociva, y que cómo es que no nos damos cuenta de ello aquí, en nuestra propia casa.

– Sheila Jeffreys, doctora, académica y autora TERF, durante un discurso en la Conferencia en homenaje a Andrea Dworkin en el Centro de Estudios de Justicia de la Universidad de Oxford.

Hoy en día, estamos invadidas por el conocido como fenómeno Frankenstein, no solo en forma de mito religioso, sino como su prole, la tecnología falocrática. El insano deseo por el poder y la locura por la transgresión de fronteras son la seña de los necrófilos, aquellos que sienten carencia de su alma, espíritu y amor por su propia existencia y de esta manera tratan de quebrantar y asesinar toda su espiritualidad, sustituyéndose por cachos de cadáver. Esta invasión o supresión necrófila tiene múltiples formas, una de ellas es la transexualidad.

– Mary Daly, doctora, académica y autora TERF en su libro Gyn/ecology: The Metaethics of Radical Feminism (Gin/ecología: la metaética del feminismo radical), pp. 70-71

NOTA: siguiendo la misma línea que esos grupos que se autodenominan cristianos, como WBC, la Iglesia Baptista de Westboro (Texas), las TERF siempre intentan extender su transfobia haciéndola pasar por feminismo.

Cómo es el feminismo:

No confundáis mis palabras: creo que las personas transgénero, incluyendo a aquellas que han efectuado su transición, están viviendo unas vidas reales y auténticas. Debemos admirar esas vidas, no ponerlas bajo lupa. Sus decisiones médicas deben pertenecer única y exclusivamente a ellas. Lo que escribí hace décadas no es reflejo de lo que hoy conocemos, ya que paulatinamente abandonamos las categorías binarias de «masculino» y «femenino» y comenzamos a vivir a lo largo del amplio espectro humano de identidad y expresión.

– Gloria Steinem, activista e icono feminista.

La transfobia dentro del movimiento feminista no es un fenónomeno nuevo y sigue promoviéndose por parte de feministas radicales como Sheila Jeffreys, Germaine Greer y Julie Bindel, que tachan de patológico el transgenerismo mediante múltiples argumentos. Lo describen de diferentes maneras: desde una práctica sexual muy bizarra a una enfermedad mental, equiparándolo con el trastorno dismórfico corporal. En algunas ocasiones, critican con tintes paternalistas, como cuando argumentan que las personas transgénero son víctimas de explotación por parte de la industria médica, que pretende exprimirles para sacarles el dinero mediante intervenciones quirúrgicas y hormonales. El libro Transexual Empire, The Making of the She-Male (Imperio Transexual: la elaboración del travelo), de Janice Raymond, publicado en 1994, describe a las personas transexuales como una invención médica creada con el único objetivo del obtener beneficio económico. Otra crítica es la que afirma que las personas transgénero refuerzan los roles de género y de expresión. Por ejemplo, Germaine Greer se refirió una vez a una mujer trans como «una parodia abominable de una mujer» con «demasiada sombra de ojos». Algunas veces, los ataques a las personas transgénero alcanzan niveles conspirativos; hay quien las considera un fenómeno creado por [cis]hombres para conseguir colarse en espacios no mixtos. Las feministas radicales Lierre Keith y Derrick Jensen han incorporado la transfobia al movimiento ecológico anticivilización del grupo Deep Green Resistance, (DGR), un grupo que insistió a Julie Labrouste, de Radical Women, para que se incorporara al movimiento hasta que mencionó que era una mujer trans, tras lo cual fue expulsada.

– Radical Women: organización feminista de segunda ola, inaugurada en 1967

NOTA: de la misma manera que los grupos en contra de los derechos de los homosexuales, las TERF, en muchas ocasiones, afirman que todo lo que hacen es por amor a su comunidad, no por odio a las personas trans.

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Posición TERF en acceso a cuidados médicos de personas trans.

En los años ochenta, las TERF tuvieron éxito en poner fin al acceso a cuidados médicos de personas trans. Una funcionaria TERF escribió un informe al mismo gobierno que llevó a la revocación del acceso a cuidados médicos de personas trans financiados por programas gubernamentales. Poco más tarde, las aseguradoras privadas hicieron lo mismo.

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Posición TERF en igualdad trans.

Hace décadas, unas TERF solicitaron al Gobierno de los Estados Unidos que legislara en contra de la personalidad física de las personas trans y aun siguen oponiéndose a las medidas de igualdad para gente trans, llegando hasta tal punto de haber solicitado a las Naciones Unidas que eliminaran la protección a personas trans de todo el planeta.

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Posición TERF en acceso de las personas trans a los servicios vestuarios públicos.

De manera muy parecida a la de sus homólogas de extrema derecha, las TERF no apoyan el acceso de las personas trans a los servicios públicos y vestuarios; de hecho, en 1973, fue la comunidad TERF fue la primera que usó esto como arma política.

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Posición TERF en autonomía de género.

De manera muy parecida a la de sus homólogas extremistas, las TERF, por lo general, no reconocen el estatus de las personas trans una vez estas han efectuado su transición e insisten, por el contrario, en que las personas trans continúan perteneciendo al género que se les asignó al nacer.

Un movimiento mezquino.

El objetivo no cambia: la exclusión de las personas trans; ya sea desde que en 1973 se instrumentalizara como arma política la necesidad de las personas trans para el uso de servicios o vestuarios públicos o desde que en 2011 se solicitara a la Organización de Naciones Unidas la revocación de la protección a las personas trans de la comunidad trans mundial.

El movimiento TERF, mediante su insistencia en atacar el acceso a cuidados médicos de personas trans y presionar al gobierno de los Estados Unidos para establecer un programa de terapia rehabilitadora forzosa para personas trans, es el responsable de infligir el mayor sufrimiento a la comunidad trans, mucho más que cualquier otro movimiento semejante en la historia de los Estados Unidos, aunque históricamente se le haya considerado ridículo e irrelevante.El movimiento TERF es particularmente eficaz en sus campañas contra personas trans y contra la igualdad trans ya que revisten todas sus acciones de un halo de crítica de género político/feminista/lésbico/radical/promujeres y, de tal manera, son bienvenidas en espacios que rechazarían el mismo tipo de retórica de organizaciones reaccionarias. Las TERF suelen disfrutar de aceptación en ambientes progresistas, como el mundo académico u organizaciones de izquierdas.

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8 comentarios en “Las TERF o el feminismo transexclusivista y transfóbico.

  1. Tradicionalmente, a las mujeres trans se nos ha ‘encajado’ entre los gays, y a los hombres trans entre las lesbianas. Puede que ese hecho tuviera cierta lógica hasta mediados de los 70, pero no más allá. Desde principios de los 80, mujeres y hombres trans empezamos a intentar elaborar un discurso propio. Lamentablemente, algunas feministas no se han enterado todavía. Y me pregunto qué dirán las TERFs de los hombres trans en cuanto intentemos buscar alguna justificación a sus ataques… Si hubiese alguna justificación a lo que dicen, los hombres trans deberían sufrir los mismos ataques por parte de las MRA’s, y no he leído nada en ese sentido. Es todo TAN absurdo…
    En España, aun a finales de los 90, tuve que escuchar descalificaciones en el el grupo de lesbianas del propio COGAM, donde se empeñaban que una mujer trans -sobre todo una como yo, que se considera lesbiana- no podía ser otra cosa que ‘un hombre intentando infiltrarse entre mujeres’, siguiendo literalmente las ‘enseñanzas’ de Sheila Jeffreys. En el año 2004 tuve que escuchar a Jordi Petit, histórico del movimiento gay en España, decirnos a Andrea Planelles y a mí (a la sazón Presidenta y Vicepresidenta respectivamente de la Fundación para la Identidad de Género) que hasta ese día «ignoraba que una mujer trans pudiera ser lesbiana». Rechazo, ignorancia, miedo (¿a qué?)… No sé, pero debo decir que me he sentido muy sola y descolocada a lo largo de mi activismo militante (1999-2006)
    El movimiento TERF es la gota que colma el tanque de BURRADAS que las mujeres trans hemos tenido que escuchar. Ya no son exabruptos puntuales de miembros concretos y aislados de algún grupo, sino una corriente ideológica organizada dentro del feminismo, que es el que nos puede hacer más daño, mucho más que el patriarcado. Lo único que podría paliar ese terrible daño es que la internacional de organizaciones feministas emitiera un comunicado oficial desautorizando a cualquier colectivo que nos negase la condición de mujer. No sé si viviré para presenciar ese gesto.

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  2. No se como resumir mi opinión con tan poco tiempo.
    Sinceramente me entristece que a estas alturas de la historia tengamos que seguir bregando con, y perdonadme la expresión, la MIERDA DE LAS ETIQUETAS que nos intentan imponer.
    Desde mi punto de vista, una etiqueta no deja de ser una simplificación de una realidad mucho más rica. Se pueden utilizar para expresar un aspecto puntual de una realidad pero nunca para hacer trincheras ideológicas.
    Esos grupos de mentes torpes y TOTALITARIAS nos quieren imponer la idea de que un ser humano (completo y llenos de matices) debe encajar en SUS categorías artificiales. Que una etiqueta te define para disfrutar de derechos y no ser objeto de abusos.
    Como ser humano me niego.
    ¿Os imaginais un mundo donde nadie se crea con derecho a juzgar a nadie? ¿Que las personas nos relacionaramos desde la empatía y eliminando nuestros prejuicios cognitivos?
    Sería un mundo maravilloso.
    Olgabaselga, espero que puedas verlo y que sepáis que no estáis solas en vuestra lucha. Tenéis más aliados de los que pensáis, aunque estén en “grupos tan diametralmente opuestos” (otra falacia) como el que estoy yo (Hombre heterosexual con preferencia por mujeres heterosexuales)
    Un abrazo

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  3. Pasmada me he quedado.Sin militar siempre me he considerado feminista,y lo considero un movimiento por la igualdad de derechos ENTRE PERSONAS,no me cabe en la cabeza que una persona feminista que es consciente de la marginación por género,llegue a marginar a otra por sus circunstancias.Me sale del alma decir que no considero a las FERT feministas en absoluto.Si discriminas a personas por esto o aquello,eres lo mismo que cualquier machista o cualquier otro tipo de «bigot»

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    • Ese es el problema de las etiquetas y la naturaleza del ser humano…
      Para la mayoría de la gente que se considere normal, esto es, una persona que no tenga problemas de identidad con el sexo con el que nació -que no asignado- ni otro tipo conflictos internos respecto de su sexualidad o su comportamiento a respecto de su sexo dentro de la sociedad que le rodea, entenderá que cualquier otra persona que sí tenga ese tipo de conflictos no sea, simple y llanamente, normal. Y con normal me refiero al concepto estadístico, es decir, lo habitual, lo que más se repite; no me refiero a algo que esté bien o mal.
      Lo que directa y biológicamente lleva a la persona normal a apartarse de la que no es normal, o a apartar la persona que no es normal de sí misma, esto es biología, no tiene que ver con ética.
      Es decir, las personas normales, segregan a las que no se parecen a ellas, es un mecanismo evolutivo, nada más, y es muy habitual en otras especies animales.
      Dicho esto, la sociedad a avanzado mucho en el tema que respecta a la segregación, y la muestra es el grado de tolerancia que tiene la gente de hoy en día para con la gente que no es normal, y lo que ocurre es que hoy día la gente normal tolera a la que no lo es bajo la presión y la coacción de ser tildado de facha, machista, racista o esos insultos nuevos que se pueden ver en paginas del calibre de esta.
      Por tanto ocurre una circunstancia en el feminismo segregacionista del artículo y es que no admite y segrega a los transexuales porque esa confusión de género no les parece natural, ni ética, ni biológica y por tanto no encaja con ellas.

      Y otra cosa si cabe más importante todavía, y pasa mucho con el nuevo feminismo, que a mi juicio carece de toda forma, fondo, figura y contraste, y carente de todo rasgo que lo pueda identificar, es que el feminismo nació en la clase acomodada, e iba de que las mujeres, en su día quisieron derechos, y una vez conseguidos empezaron a exigir privilegios, -sobre todo económicos- (yo no he visto a ninguna feminista quejarse porque no la dejen trabajar cavando en una zanja, donde solo hay hombres, sino que sólo se quejan cuando no las dan un puesto de ejecutiva).
      Y ese feminismo discriminatorio norteamericano está pidiendo privilegios para sí, es decir, mujeres que exigen privilegios para mujeres, para ellas mismas, -quieren dinero para ellas-, y no para ningún tipo de quimera humana que se adscriba porque se sienta mujer…ahí queda patente la homofobia, transfobia y fobia en general a todo lo que no sea mujer pura y dura.

      Y eso es precisamente lo deplorable del feminismo en general – o más bien de lo que hoy día llaman feminismo-, uno exige privilegios, otro exige dinero, otro exige puestos de directivo, otro diferente exige igualdad (pero solo entre blancos) otro la exige entre blancos y asiáticos pero no negros, otro lo exige sólo entre negros, después uno exige derechos de mujeres de todas las razas, pero excluye a transexuales y homosexuales…en fin… hubo un tiempo en el que el feminismo buscaba, sobre todo, que a la mujer se la respetase, que fuese considerada como un miembro igual de importante, útil que el hombre y cuya opinión fuera tenida en cuenta -una opinión que no excluía a la del hombre, sino que la completaba y la complementaba, como en una relación entre iguales, entre hermanos.
      Hoy día no es así, el feminismo parece sustituir directamente al machismo, es decir, la palabra de la mujer vale más porque sencillamente es palabra de mujer, el trabajo de mujer vale más porque lo hace una mujer, la opinión de una mujer es más importante porque es una opinión de mujer….y así en todo.
      Al feminismo actual solo le basta con con coger la bandera de la moralidad con la que apuñalar a cualquier otra idea que se aparte lo más minimo de su dictado, y seguir exigiendo dineros y privilegios en general…

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  4. Hola, soy Angelo de Proyecto Anti Sexismo.

    Mi opinión en base a ésto es que es una pena, yo compartía este enlace en la página de facebook de Proyecto Anti Sexismo con las personas que nos siguen (perdón por el comercial), Y les mencionaba que gran parte de ser feminista es darle la libertad a otras mujeres de elegir cosas que tú no elegirías para ti misma, y es justo lo contrario a lo que hacen las TERF. Para mí sólo son personas que para algunas cosas son lúcidas como Greer, pero para otras pareciera que se quedaron atrapadas ahí, donde nosotrxs deconstruimos las posibilidades únicas de encajar en esas cajitas binarias del género. La división entorpece… la división es ignorancia.

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  5. Pingback: Movimiento Trans y feminismo: una alianza en construcción | Orbita Diversa

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