La realidad transgénero y el «tercer» género, la identidad «dos espíritus», en la Norteamérica precolonial

Original por Neil Carter en Patheos, Removing the Beag Leaf, The Transgender and ‘Third’ Gender ‘Two-Spirit’ Identity in America’s Formative Years

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La diversidad sexual y de género en el continente americano ha sido una realidad desde hace mucho tiempo. El mismo tiempo que lleva sufriendo una represión que prácticamente la ha hecho caer en el olvido.

Mucha gente opina que las orientaciones sexuales y las identidades de género son ideas nuevas y radicales inventadas por progres comecuras, algo bastante alejado de la realidad.

Desde la antigua China a la América precolonial, y en todos los lugares y épocas que quedan entre medias, el reconocimiento de géneros y sexualidades no binarias ha sido una parte común pero ignorada de la historia. Los pormenores varían según culturas; es un hecho que los movimientos actuales de nuestra actual cultura tienen sus particularidades únicas, pero los conceptos básicos no son ni mucho menos un invento de hoy.

Mason Lynch

Mucho antes de que el invasor europeo introdujera la viruela y el cristianismo en el continente americano, muchas de sus tribus ya reconocían identidades de género no binarias, las que actualmente se denominan dos espíritus. Anteriormente, el europeo usó para estas personas el término bardaje, que en esencia significa «prostituto»… un pequeño ejemplo de la falta de respeto de los recién llegados por las culturas nativas.

El término «dos espíritus» comenzó a ganar terreno en el mundo nativoamericano en la década de los 90, cuando trece personas, tanto hombres como mujeres cisgénero y transgénero, se reunieron en Winnipeg, Canadá, con la tarea de averiguar un término que diera cohesión a la comunidad LGTB/GSDI nativoamericana. Numerosos términos en lenguas tribales ya identificaban terceros géneros en cada una de las culturas junto a los usados para denotar masculino y femenino, y la lucha de la asamblea de Winnipeg estuvo en encontrar un término actual y contemporáneo que fuera aceptado en el seno cultural de la totalidad de las tribus.

-Zachary Pullin, Two Spirit: The Story of a Movement Unfolds

Los detalles de la situación social de las personas dos espíritus antes de las colonizaciones europeas varían según la tribu. Muchas de estas personas consideraban tener tanto espíritus masculinos como femeninos en su cuerpo, de ahí el término actual, y en la mayoría de tribus gozaban de aceptación y respeto. Incluso algunas consideraban que el ser dos espíritus era una bendición divina. Se ocupaban de perpetuar las tradiciones orales y de ejercer de cuentacuentos, sanaban, tejían, celebraban ceremonias religiosas, se ocupaban de las criaturas, arbitraban conflictos, etcétera. La existencia de estas personas era un rasgo social común y de los más compartidos entre las tribus autóctonas de todo el continente.

Eso sí, la expresión de la identidad dos espíritus presentaba variaciones. En ocasiones estas personas vestían una mezcla de elementos tradicionalmente masculinos y femeninos, en otras vestían con unos u otros en ocasiones distintas. También, algunas de estas personas desempeñaban roles de género distinto al asignado al nacer. Un ejemplo de renombre es el de We’wha (abajo, en la foto), una persona de la tribu zuni asignada hombre al nacer que vivió como mujer. Sus padres murieron de viruela, introducida en su poblado por los estadounidenses, y su tía la adoptó. Más tarde se hizo amiga de la antropóloga Matilda Coxe Stevenson, que durante años ignoró que la asignación de género al nacer de We’wha difería con la actual. Stevenson describió a We’wha como la persona más inteligente de su tribu, como alguien que gozaba de un gran respeto y era amada por la población infantil. En lengua zuni, el término que identifica a personas como ella es lha’mana.

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A pesar de la torpe interpretación de los europeos, que caracterizaron a las personas dos espíritus como «homosexuales», la orientación sexual no era en absoluto un rasgo definitorio del concepto. Sin embargo, sí que era común para estas personas tener parejas de su mismo género. Las mujeres dos espíritus a menudo estaban casadas con otras mujeres, lo mismo que los hombres dos espíritus con otros hombres. Al considerarles como un tercer género o como dos géneros en un mismo cuerpo, sus relaciones no se limitaban al concepto binario de heterosexualidad y homosexualidad.

La tradición dos espíritus incluía a un amplio abanico de personas, con sus diferencias particulares. Los términos occidentales, normalmente centrados en características aisladas, como la orientación sexual o la identidad de género, no incorporan correctamente el amplio espectro de matices de los roles dos espíritus, especialmente en sus dimensiones económica y política. Aunque muchas personas dos espíritus se travestían, otras no lo hacían, y algunas se vestían con un criterio ajeno a lo masculino y a lo femenino. Y mientras que otras personas dos espíritus mantenían relaciones con personas de su mismo género aunque no fueran dos espíritus, no se consideraban como relaciones homosexuales, ya que la identidad de género de estas personas estaba consideraba como una identidad distinta a la de su par.

-Will Roscoe, Who are the Two Spirits?

La colonización europea trajo consigo los valores cristianos al nuevo continente y sus consecuencias fueron nefastas para la población nativa dos espíritus, comenzando a considerarse a sus miembros como pervertidos y forzados a asumir los roles de género tradicionales. El gobierno de los Estados Unidos actuó directamente con el objetivo de desmantelar la aceptación de la que gozaban los géneros no binarios entre las tribus nativas. Por desgracia, estos esfuerzos tuvieron éxito y las comunidades nativas quedaron contaminadas con la homofobia traída de Europa.

La noción de un tercer género, fluido, masculino y femenino, entró en conflicto directo con las visiones «heterosexuales» de los colonizadores y en 1879, el gobierno de Estados Unidos apartó a miles de personas dos espíritus de sus tribus para enviarlas a centros de reeducación exclusivos para población nativa.

-Samantha Mesa-Miles, Two Spirit: The Trials and Tribulations of Gender Identity in the 21st Century

El intento de exterminio de la población nativoamericana y de sus rituales por medio de la Iglesia y del Estado tuvo como consecuencia la desaparición de muchos de las ceremonias que identificaban y homenajeaban a personas transgénero. Salvo honrosas excepciones, no hay lugar hoy día dentro de las culturas nativas para las transiciones de género. Las tribus han olvidado las enseñanzas dos espíritus y la gran mayoría de sus antiguas prácticas han caído en desuso. Es más, estos roles son hoy en día un fantasma del pasado o un secreto oscuro; las personas mayores que conocen sus historias y enseñanzas temen hablar del asunto por sus experiencias en los centros de reeducación y por otras formas de colonización.

Recuerdo a una persona perteneciente a una de las organizaciones de las que fui cofundadora y que dirigí durante años. Era VIH positiva y transgénero, deseaba volver a casa a morir con dignidad alrededor de su familia y entorno afectivo, así que volvió a casa y nos comunicó que todo había ido bien y había sido bien recibida. Cuando finalmente murió nos dimos cuenta de que la tribu había alquilado una casa fuera de la reserva pues no deseaban mantenerla allí ya que su identidad transgénero no era digna de respeto en la comunidad. Este tipo de conductas son algo común en comunidades remotas que aún se están recuperando de siglos de políticas de genocidio cultural llevadas a cabo por el gobierno del país.

La arrogante y terca resistencia del europeo, judeocristiano, a respetar cualquier género u orientación sexual ajena al binario divino ha eliminado casi completamente la realidad dos espíritus de la faz de la tierra y de la historia. Solo es una línea más de la extensa lista de agresiones perpetradas contra la población nativa en nombre de Cristo.

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