Más allá de lo masculino y lo femenino: los seis géneros del judaísmo clásico

Original en Sojourn, «More Than Male and Female: The Six Genders in Classical Judaism»

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Es fácil afirmar que el judaísmo es una religión que recoge un género exclusivamente binario. Casi todo el derecho tradicional común está basado en las diferencias entre hombres y mujeres, y lo podemos ver incluido en roles de género, liturgia, responsabilidades familiares y en derecho secular y religioso.
Sin embargo, si nos zambullimos un poco más profundamente en los textos sagrados, llegamos a discernir que una perspectiva binaria masculina/femenina no solo se nos queda corta, sino que en muchos momentos nos lleva a total equívoco. He aquí breve descripción según el rabino de la Torá Trans Elliot Kukla:

Zachar/זָכָר: término que deriva de la palabra usada para una espada puntiaguda, normalmente referida al falo. Se traduce habitualmente por “hombre/masculino”.

Nekeivah/נְקֵבָה: término que deriva de la palabra usada para una fisura o grieta, que probablemente esté referida a la cavidad vaginal. Se traduce normalmente por “mujer/femenina”.

Androgynos/אַנְדְּרוֹגִינוֹס: una persona con características sexuales tanto “masculinas” como “femeninas”. Hay 149 referencias en la Mishná y en el Talmud (siglos I-VIII); 350 en la Midrash clásica y en códigos legales judíos (siglos II-XVI).

Tumtum/ טֻומְטוּם: una persona cuyas características sexuales no están determinadas o permanecen ocultas. 181 referencias en la Mishná y el Talmud, 335 en el Midrash clásico y en códigos legales judíos.

Ay’lonit/איילונית: una persona identificada como “mujer” al nacer, pero que desarrolla características “masculinas” en la pubertad y no es fértil. 80 definiciones en la Mishná y el Talmud; 40 en la Midrash clásica y en códigos legales judíos.

Saris/סריס: una persona identificada como “hombre” al nacer pero que desarolla características “femeninas” en la pubertad o que carece de pene. Una persona saris puede serlo de manera “natural” (saris hamah) o convertirse en una por interacción divina (saris Adam). 156 referencias en la Mishná y el Talmud; 379 en el Midrash clásico y en códigos legales judíos.

Podemos concluir que el género binario no es de ningún modo el sistema de categorización de género del judaísmo tradicional. Entonces, ¿cómo hemos llegado a este punto en el cual el criterio comúnmente aceptado es que tan solo existen dos géneros opuestos, masculino y femenino? Pues por el clásico ejemplo de que lo común acaba equiparándose con lo superior. Como las categorías mayoritarias son masculino y femenino empezaron a asumirse como “mejores” más que como “comunes” o “típicas”. Tras comprender las complejidades del género en la sociedad secular, estas clasificaciones judaicas cada vez tienen más visibilidad, gracias a la cual hemos conseguido descubrir que nuestros ancestros tenían una visión particularmente progresista en términos de género.

Porque, en palabras de Ben Bagbag en Pirkei Avot 5:22
בן בגבג אומר, הפוך בה והפך בה, והגי בה דכולא בה, ובה תחזי, סיב ובלי בה; ומינה לא תזוז, שאין לך מידה טובה יותר ממנה
«Ben Bagbab dijo: dale vueltas y más vueltas a la Torá porque todo está ahí. Mira a través de ella y crece con ella, no te alejes de ella, porque no tendrás mejor atributo que convivir con ella.»

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