Fundamentos de la anarquía relacional

Original en el blog The Thinking Asexual, Relationship Anarchy Basis.

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¿Qué es la anarquía relacional?

La anarquía relacional es un estilo de vida, es una manera de gestionar nuestras relaciones personales, es una filosofía para el amor, específicamente. Un anarquista relacional cree que el amor es una materia abundante e infinita, que todas las formas que puede adoptar ese amor no están sujetas a jerarquías, que las relaciones pueden y deben desarrollarse de manera espontánea sin estar sometidas a reglas ni expectativas impuestas por nada ajeno a la propia relación, que ambas integrantes de una pareja en cualquier tipo de relación deberían ser libres para decidir hacer lo que de manera espontánea desean tanto para su propia relación como para su relación con el resto de personas de su entorno.

¿Cuándo, dónde y cómo y por quién se inaugura la anarquía relacional?

No está del todo claro, aunque tenemos actualmente a nuestra disposición muy poca documentación sobre la anarquía relacional, podemos deducir que se trata de una filosofía que evolucionó a partir de un origen dentro de la comunidad poliamorosa. Andi Nordgren, autora sueca sexodivergente, desarrolló sus propias ideas sobre la AR a través de un blog que administró en los primeros 2000. (Andi debate sobre la anarquía relacional con Déborah Anapol de una forma muy exquisita en Polyamory in the 21st Century: Love and Intimacy with Multiple Partners). Durante los últimos dos años ha aumentado la cantidad de personas poliamorosas que han optado por investigar este concepto, que, hasta el momento, podemos considerar novedoso.

Podéis consultar la definición de anarquía relacional aquí.

¿En qué se diferencia la anarquía relacional del poliamor?

Definamos primero poliamor.

Poliamor es aquella práctica con la cual se mantiene más de una relación afectiva simultáneamente y de una manera abierta y honesta que requiere constantes consentimiento y conocimiento de las personas involucradas. El poliamor, no confundir con poligamia, es un fenómeno social bastante reciente en el mundo occidental cuyo origen a veces se adjudica al movimiento por el amor libre de los años sesenta. La poligamia, por otro lado, es una práctica antigua y extendida por todo el mundo por la cual una persona se casa múltiples veces; normalmente bajo el paraguas de alguna religión y en la que es habitual que sea el hombre el que posea varias esposas mientras que a las mujeres se les prohíbe la opción inversa. El poliamor no tiene nada que ver con el matrimonio o la religión, es un movimiento secular que pretende extender el concepto de amor sexoafectivo consensuado y ofrecer una alternativa a la formación familiar y comunitaria.

Aquí un glosario maravilloso sobre el poliamor.

La anarquía relacional supera al poliamor en su lectura del imperativo monógamo. Sí comparte con él su global rechazo a la monogamiay al matrimonio jurídico, pero también busca eliminar lo que me gusta llamar la jerarquía basada en las relaciones sexoafectivas; es decir, las categorías basadas en la presencia o ausencia de sexo o relación afectiva. De esta manera, la anarquía relacional homogeneiza a las personas y a las relaciones que establecemos con ellas, tanto conductualmente como emocionalmente. La libertad para interactuar y dar valor a las relaciones personales, una expresión de esta homogeneidad, parte de una tabula rasa y redistribuye la intimidad física, sexual y emocional en base a los deseos particulares de cada persona no de reglas y categorías de modelos relacionales preexistentes.

Una persona poliamorosa puede ser, y de hecho lo es en muchas ocasiones, supremacista del sexo y de las relaciones afectivas, casi tanto como una persona monógama. Lo que quiero decir con esto es que, como la inmensa mayoría de gente monógama, una persona poliamorosa mantiene en un estatus superior sus relaciones sexoafectivas frente a las que no lo son (no sexuales o no afectivas), basándose únicamente en criterios sexuales y afectivos.

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El anarquismo relacional no otorga valor especial a una relación solo porque esta incluya sexo o amor, aunque este se identifique desde un primer momento como emoción o conjunto de conductas aisladas y determinadas. El anarquismo relacional parte de una asunción de libertad y flexibilidad absoluta por parte cada individuo y de la definición individual de sus relaciones, estudiando caso por caso. Las anarquistas relacionales pueden mantener relaciones sexuales con varias personas, pueden mantenerse célibes todas sus vidas, pueden convivir con alguien con quien no mantienen relaciones sexuales, pueden vivir solas si así lo deciden, pueden criar a su prole con una o varias parejas sexuales o con parejas con las que no mantienen relaciones, pueden tener relaciones físicas y sensuales intensas con mucha gente al mismo tiempo, muchas de las cuales o con cuya totalidad pueden no mantener ningún tipo de relación ni sexual ni afectiva. El anarquismo relacional no etiqueta tal o cual conducta como inherentemente afectiva, y la única conducta leída como inherentemente sexual es el sexo genital. Lo que define cualquier acto son los sentimientos personales que este provoca.

Para la gente monógama y poliamorosa, una pareja es alguien a quien te estás follando y por quien te sientes atraída,  y, como tal, es el único tipo de relación en la cual puedes establecer un compromiso, practicar la convivencia a largo plazo, criar a tu prole,  desarrollar una intimidad intensa o mostrarte abiertamente vulnerable, crear una interdependencia financiera o el contacto físico sensual y no genital. Para estas personas una amistad no puede estar al mismo nivel que una pareja no hay en ella ningún tipo de deseo sexual ni de atracción afectiva. La amistad de tipo normativo no deja lugar al compromiso, la convivencia y el resto de puntos que acabo de mencionar. La gente monógama jerarquiza sus relaciones a través de un patrón rígido y obvio; al igual que muchas personas poliamorosas, otorgando a sus relaciones sexoafectivas un puesto superior a las relaciones que no son así. En ocasiones, también jerarquizan las relaciones dentro de su círculo poliamoroso, naciendo así el concepto de parejas principales y secundarias, el origen de lo que se empieza a conocer por polinormatividad.

En el anarquismo relacional, las relaciones personales y afectivas no están sometidas a jerarquía. No está establecido que ningún tipo de código de conducta sea exclusivo de relaciones sexuales o afectivas, lo que impide que las relaciones sexoafectivas ostenten un estadio superior a las no sexuales o no afectivas. La gente AR considera que todas sus relaciones personales o afectivas; esto es, cualquier relación al margen de lo profesional o lo casual, son igual de importantes y particulares, que todas satisfacen una necesidad o deseo vital y poseen un potencial emocional, físico, mental, íntimo, amoroso y satisfactorio similar o idéntico. Aquella persona que pone en práctica la anarquía relacional no tiene como expectativa pasar la mayor parte de su tiempo con tan solo una pareja sexual o afectiva con varias en general, ni tampoco asumen que sus relaciones sexoafectivas, en caso de tenerlas, merecen por el hecho de serlo más dedicación y prioridad que las que no lo son.

¿Es apta la anarquía la relacional para las personas asexuales, anafectivas, polisexuales o célibes? De ser así, ¿cómo?

La anarquía relacional, en oposición al poliamor, puede llegar a ser una filosofía amorosa altamente compatible con la asexualidad célibe, la anafectividad y la orientación mixta. Como persona asexual célibe o arromántica que has renunciado a los modelos de pareja tradicionales o persona alosexual de orientación mixta que buscas construir tus relaciones en base tus múltiples orientaciones, ya vives bastante lejos del sistema normorelacional con el que vive la mayor parte de la gente. Puede ser que hayas desechado también la jerarquía basada en las relaciones sexoafectivas y parece que te encuentras en una posición que pone en duda la validez de la monogamia, ya sea sexual o afectiva, en un lugar desde el que puedes difuminar o directamente borrar las fronteras que dividen la amistad y las relaciones afectivas (de pareja). Solo por ser quien eres. Has llegado a un punto en el que puedes permitirte desafiar los conceptos de esa gran mayoría sexoafectiva que define cómo debe funcionar una relación, una compañía de vida, una familia, etc.

Las personas asexuales afectivas pueden ser poliamorosas, independientemente de si son célibes o sexualmente activas y, como gente poliamorosa y alosexual, estas personas del espectro ace pueden adherirse a la mayoría de reglas por las que se rigen personas monógamas alosexuales; por ejemplo, creando jerarquías entre relaciones en las cuales la relación afectiva siempre se encontrará en la cima, restringiendo la mayoría de muestras de intimidad a la misma o considerándola el único vínculo que digno de llamarse principal y el único que puede unirte a una compañía de vida.

Por otro lado, alguien asexual y célibe, afectivo o anafectivo, puede poner en práctica una versión muy radical de la AR. En mi opinión sobre lo que, gira en su mayor parte la anarquía relacional es sobre la búsqueda de la igualdad de todo el tablero relacional con el objetivo de que las relaciones sexuales no se sitúen sobre las sexuales y las afectivas sobre las no afectivas. Es decir, una igualdad que significe que esa amistad no sexual o no afectiva puede tener el mismo acceso a amor, intimidad, afecto físico, apoyo, etc. que las demás; significa que esa amistad no sexual o no afectiva tiene las mismas posibilidades de convertirse en una compañera de vida (o en una de ellas) del o la anarquista relacional cualquier otra. La anarquía relacional proporciona el tipo de respeto, seguridad, oportunidad, igualdad y amor que las personas asexuales y célibes necesitan, especialmente si se encuentran solteras o están buscando como compañía de vida a más de una persona que satisfaga todas las necesidades típicas que puedan surgir en una relación afectiva tradicional.

La anarquía relacional puede ser de especial ayuda para la comunidad asexual por representar el único modelo relacional que elimina el sexo como baremo de calidad derelaciones o parejas y que divide con claridad los vínculos profundos de los casuales. Para las personas anafectivas, la anarquía relacional puede resultar ideal por su filosofía de eliminación del poder y supremacía de las relaciones afectivas y creación de un espacio libre para que estas personas disfruten de una intimidad emocional y física más intensa de lo que los cánones de la amistad común establecen. La anarquía relacional también puede ser una opción muy acertada para las personas de orientación mixta porque en ella pueden convivir relaciones sexuales tanto afectivas y no afectivas de manera ecuánime.

Creo que una persona anafectiva en busca de una compañía de vida o de varias con la que o con las que no desea un vínculo afectivo o siquiera sexual ya es anarquista relacional. También creo que alguien de orientación mixta y alosexual que se las apaña para separar sus relaciones afectivas de sus relaciones sexuales, alguien que puede distinguir entre una amistad sexual no afectiva y una amistad afectiva pero no sexual o alguien que desea formar una familia con una pareja no sexual, ya es también anarquista relacional. Y también creo, por una parte, que aquella persona asexual que a la vez es célibe y poliamorosa también es anarquista relacional.

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La comunidad poliamorosa se centra demasiado en el sexo y en las connotaciones sexuales que conlleva compaginar varias relaciones afectivas, algo por lo que la gente poliamorosa y asexual puede verse excluida, sobre todo a la célibe. La anarquía relacional versa sobre todo tipo de relaciones personales e íntimas, no únicamente sobre las afectivas o sexuales, por lo que es un espacio más cómodo para la asexualidad y la anafectividad, facilitando la exploración de la no monogamia y de formas alternativas de amar y de gestionar de relaciones.

Vale, todo lo que me has contado es un lío y no me aclaro. ¿Algún ejemplillo concreto de anarquía relacional en acción?

  1. Jessica es heterosexual y anarquista relacional. Mantiene relaciones sexuales con todos los hombres que le apetece, simultáneamente. En ocasiones desarrolla sentimientos más allá de la amistad por alguna de sus parejas sexuales, pero el resto de sus relaciones sexuales continúan abiertas y ninguna está sometida a la escalera mecánica relacional. Jessica también comparte piso con Tracy, por la que no siente atracción ni mantiene vinculación sexual, Tracy pasa tanto tiempo con Jessica como Jessica con sus parejas sexuales. Jessica ha llegado a un compromiso con Tracy de que continuarán viviendo juntas hasta que dejen de disfrutar de la convivencia, y ninguna relación sexual con una tercera parte podrá anular ese acuerdo (aunque puedan decidir que alguna de esas parejas sexuales conviva con ambas). Jessica y Tracy tienen previsto criar prole, tienen una relación que incluye intimidad física entre ambas (se abrazan, se dan la mano, se besan en las mejillas y en ocasiones duermen juntas en la misma cama), con el resto de sus parejas sexuales y con otras amistades con las que no mantienen relaciones sexuales.
  2. Juan es asexual y homoafectivo cuya predilección es el celibato. Mantiene una relación afectiva con Taylor, un hombre gay que mantiene relaciones sexuales con otros hombres pero no con Juan. Juan también mantiene una amistad con una mujer llamada Rachel tan importante para él como su pareja masculina, ya que incluye a Rachel en todos sus planes y decisiones vitales importantes. A ambos les gusta el contacto físico que se proporcionan el uno al otro. Rachel tiene por su lado sus relaciones sexoafectivas personales y Juan tiene una amistad afectiva con otro hombre llamado Paul a quien quiere tanto como a Taylor. La relación de Juan y Paul se parece mucho  a la de Juan y Taylor, la diferencia está en que Paul no tiene interés en mantener relaciones sexuales ni comenzar a salir con Juan, porque es heterosexual.
  3. Gina es anafectiva y asexual. No mantiene relaciones sexuales con nadie y no tiene interés en comenzar ninguna relación afectiva tradicional. Vive con su pareja y mejor amiga, Ruby. Duermen en habitaciones separadas y no son afectuosas físicamente la una con la otra aunque se quieren tanto que quieren pasar el resto de sus vidas juntas. Ruby es asexual y heteroafectiva y tiene una relación no sexual y afectiva con Don, que es un hombre bisexual que mantiene una relación sexual con su novio. Don y Ruby no se plantean irse a vivir juntas, les gusta vivir cada una por su lado. Aun así, Ruby nunca dejaría de vivir con Gina. En el caso de que Ruby decidiera el día de mañana criar a su prole, tanto Gina como Don serían coprogenitores (en el caso de que Don aun siga vinculado a Ruby).

¿Y para qué todo este rollo de la anarquía relacional? ¿Por qué querría alguien enfrentarse a todos los problemas que conlleva el plantearse cómo organizar relaciones con una vinculación tan intensa y hacer encaje de bolillos con las necesidades y deseos de tanta gente a la vez?

Cada anarquista relacional tendrá sus diferencias y pondrá en práctica una versión particular de la anarquía relacional, y es probable que haya llegado a la AR por diversos motivos. Hablando por mí mismo, lo único que puedo contar es que así soy y así he sido desde mi infancia. No hago distinciones entre amor afectivo, no afectivo o amistad. Siempre he tenido como referencia aquellas relaciones entre dos aguas que reflejan cosas de la normatividad afectiva sin incluir ni atracción afectiva ni sexual. No tiene ningún sentido para mí limitar la intimidad o el amor a una o varias relaciones sexoafectivas como tampoco lo tiene el prohibir intimidad física o emocional en las relaciones no afectivas. ¿Tendría lógica para vosotras dibujar en la arena una línea y decir que si quieres a alguien antes de la línea es amistad  y si es después es amor (o sexo, en su defecto)?

Si soy anarquista relacional es porque considero bello el concepto de una vida rebosante de amor e intimidad real, de una vida que, estés donde estés, te hará encontrar a  alguien que te ame, apoye y dedique la atención que necesitas. Soy anarquista relacional porque, aun no amando a muchas personas, mi tendencia natural es, cuando lo hago,  amar con pasión, a desear intimidad física y sensual y tiempo de calidad con todas y cada una de esas personas a las que amo, no solo con alguien que cumpla el rol culturalmente designado de pareja afectiva. Soy AR porque la jerarquía basada en las relaciones sexoafectivas es un insulto para un asexual célibe que busca y valora muy intensamente la amistad ante todo y porque considero la monogamia convencional (con sexo o sin él) limitada, claustrofóbica y astringente emocionalmente. Quiero ser libre, quiero amar libremente y quiero poder obedecer mis impulsos naturales en cada relación, no solo en una en particular. Soy anarquista relacional porque me gusta ser dueño de mis propias normas en vez de obedecer las ajenas o las que la sociedad mayoritariamente me impone. Quiero que mi vida rebose amor, quiero amar todo lo que pueda y a toda la gente que pueda de la manera más libre posible. La anarquía relacional es el único modelo de vida que me ofrece a la vez libertad y abundancia.

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Anarquía Relacional y Poliamor No Jerárquico

Del original en The Thinking Asexual,  Relationship Anarchy vs. Nonhierarchical Polyamory.

Me he percatado de que, en la comunidad alosexual y poliamorosa, cuando sale a colación el término anarquía relacional, suele usarse como término sinonímico al de poliamor no jerárquico. Sin embargo, yo los considero significativa y sensiblemente diferentes  y, aunque puedo equivocarme, creo que Andie Nordgren, que tiene el honor de haber acuñado el término en su sueco natal, también lo ve así.

A continuación, desarrollo mi visión de los tres tipos mayoritarios relaciones no monógamas:

  1. Poliamor jerárquico: red en la cual existe una relación romántico-sexual principal y el resto de relaciones románticas o sexuales están supeditadas a ella. Es decir, la relación principal sostiene la mayor parte de carga emocional, de compromisos, de tiempo, etc. A menudo, la pareja principal tiene derecho de veto sobre el resto de relaciones romántico-sexuales. Las relaciones románticas, sexuales o romántico-sexuales secundarias (o incluso terciarias) podrán sacrificarse, reducirse o sufrir perjuicio siempre que la relación principal así lo necesite. El componente secundario de la pareja, tanto sexual como romántico-sexual, posee menos derechos por defecto que el componente principal.

 En alguna ocasión he oído describir a los componentes de este tipo de relación como «monógamos que mantienen una relación poliamorosa bajo normas monógamas», descripción que considero bastante acertada. Las personas en una relación de poliamor jerárquico solo consideran como parte de su red las relaciones romántico-sexuales, mientras que sus amistades se encuentran en una posición inferior, al igual que en relaciones monógamas, ya que esas mismas amistades también funcionan de manera normativa. No están sujetas a compromisos, contacto físico, intimidad ni afectividad, etc.

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  1. Poliamor no jerárquico: red en la cual ninguna relación romántico-sexual tiene una posición privilegiada con respecto a las demás. Es decir, nadie tiene derecho de veto y nadie tiene autoridad sobre las relaciones de los miembros de la red con terceras personas. Puede existir un sentimiento amoroso parejo entre sus componentes aunque los compromisos establecidos no sean idénticos. Incluyo un ejemplo: Janie vive con su amante, Mike, y tienen hijos; a su vez, ambos tienen amantes respectivas que no viven con ellas y que no comparten la maternidad con ellas a tiempo completo. Desde su punto de vista no jerárquico, Janie y Mike consideran sus relaciones romántico-sexuales respectivas importantes, valiosas y dignas de dedicar todo el tiempo y los cuidados que las partes involucradas deseen. Janie y Mike aplican los mismos niveles de esfuerzo y cortesía en el resto de sus relaciones romántico-sexuales que ya aplican en su propia relación; se preocupan de la misma manera por las necesidades, deseos y bienestar de sus amantes que por las de ellas mismas. Ni Janie ni Mike van a sacrificar su propia relación para satisfacer a algunas de sus otras parejas, ni tampoco van a hacer lo mismo con el resto de sus relaciones para satisfacer la relación entre las dos.

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Por otro lado, y al igual que en el anterior punto, las personas en relación poliamorosa no jerárquica posicionan sus amistades de una manera normativa; solo consideran parte de su red a las personas con la mantienen relaciones romántico-sexuales. Sus relaciones romántico sexuales disfrutan de una posición homogénea, pero todas, en su conjunto, ostentan un lugar privilegiado dentro de su entorno social, frente a sus relaciones no románticas o no sexuales, que carecen de él, al igual que en relaciones monógamas.

Recomiendo encarecidamente dos ensayos en los que se tratan tanto las relaciones de poliamor jerárquico como las relaciones de poliamor no jerárquico: The problem with polynormativity, Polyamory and hierarchy.

  1. Anarquía relacional: el concepto de anarquía relacional no hace exclusivas las relaciones románticas ni el sexo, aunque puede incorporar tanto una como ambas. De esta manera, para una anarquista relacional, tanto sus relaciones convencionales como sus relaciones íntimas y más intensas no van a reducirse a las categorías de «pareja romántica», «sexual» o «romántico-sexual». Puede que incluso no tengan ese tipo de parejas porque, maldita sea, las personas asexuales y arrománticas también pueden ser ARs. Usemos como ejemplo a una persona romántica, alguien quien discrimina claramente el amor «romántico» del «no romántico»/«amistad». Si una persona romántica, tanto alosexual como asexual es anarquista relacional, jamás pondrá sus relaciones no románticas por delante de las románticas. Nunca diferenciará sistemáticamente entre «pareja» y «amiga» («no pareja»); es decir, no discriminará a alguien con quien se relacione de manera romántica de alguien con quien se relacione de manera no romántica, respectivamente. Una anarquista relacional no hará exclusivo de sus parejas románticas el sexo, el compromiso, el afecto físico/sensorial y la intimidad, afectiva o no. Es decir, no privará de todo esto a sus relaciones de amistad no románticas.

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Una anarquista relacional no solo rechaza la jerarquización entre relaciones de pareja, sino entre relaciones románticas y no románticas. Puede hacer que una de sus relaciones de amistad no románticas se convierta en su pareja,  y no hablo ya de sexo. Es decir, una anarquista relacional puede copiar todo el código de conducta del concepto de «pareja» –compromisos de convivencia, crianza, gananciales, integración de la pareja en la familia de origen, etc. – y ponerlo en práctica con una pareja con la que no mantiene relaciones románticas ni sexuales o incorporarlo a su relación con una pareja romántica y/o sexual. Queda a disposición de la anarquista relacional incluso estructurar su ámbito de relaciones individuales y su red relacional totalmente fuera de toda tendencia romántica; en otras palabras, un anarquista relacional, hombre y heterosexual, puede convivir con su mejor amigo o establecer una relación romántica homoplatónica con él sin que se diferencie en absoluto de una relación igualmente importante, íntima y afectiva que ya haya establecido con una mujer. Puede incluso acabar conviviendo con él y su pareja romántica, formar una familia y que todos funcionen como parejas ecuánimes.

Una persona arromántica de cualquier orientación también puede ser anarquista relacional (soy de las que opina que las personas arrománticas sí pueden ser poliamorosas, pero ese es otro tema).

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En definitiva, y en mi opinión, la anarquía relacional tiene diferencias fundamentales que la separan del poliamor no jerárquico. El poliamor (excepto para aquellas personas arrománticas) no tiene en absoluto en consideración las relaciones no románticas y no sexuales, como sí hace la anarquía relacional. La anarquía relacional derriba las estructuras sobre las que colocamos las relaciones individuales, lo que provoca que no existan ideas preconcebidas sobre cómo deberían funcionar las relaciones «románticas» y las relaciones de  «amistad». Las parejas románticas no tienen autoridad sobre las relaciones de amistad de cada componente ni sobre las relaciones románticas de los mismos. En una red AR, puedes disfrutar de amistades sexuales no románticas, de relaciones románticas no sexuales y de amistades no sexuales y no románticas con mucho más significado que algunas relaciones románticas o sexuales.

La anarquía relacional se mueve sobre una escala de grises. Crea relaciones sobre esa base, y ese es el espacio que ocupa. No existe un número finito de posibilidades de relación dentro de una red anarcorelacional, y, de hecho, eso es lo que configura su núcleo, el que no importe cómo conformas tu relación. Las relaciones establecidas dentro de escala de grises no se adscriben a las definiciones sociales categóricas de «relación romántica», «amistad», «pareja» y «familia».

Es por esto que a veces me siento incómoda o decepcionada al escuchar a gente alosexual y poliamorosa en relación no jerárquica usar el término «anarquía relacional». No soy la policía del lenguaje de la comunidad poliamorosa mundial; ni siquiera soy la persona que acuñó el término «anarquía relacional», por lo que no puedo obligar a las personas poliamorosas a adherirse a las definiciones que he incluido aquí. Sin embargo, si se me acerca alguna persona poliamorosa hablando de anarquía relacional, me mostraré escéptica  y la preguntaré qué es en realidad lo que quiere decir con ese término. ¿Tienes en cuenta tus relaciones no románticas o no sexuales? ¿Tus relaciones romántico-sexuales ostentan una posición muy parecida a la que ostentan las relaciones romántico-sexuales en un ámbito normativo y monógamo, si excluyes la monogamia? ¿O tienen una posición menos definida y ambigua?.

Anarquismo Sin Tonterías, Conan y las muchachas